Pilaf es el primer villano de cierta entidad en Dragon Ball, al menos en lo que a pretensiones se refiere, pues es el primero que aparece con ánimo de dominar el mundo.
Es un hombre de tamaño muy pequeño, ojos grandes, piel azul y suele ir vestido como un payaso o arlequín. Además es el autoproclamado rey de su propio imperio, en el que sólo se conoce la existencia de tres miembros: el propio Pilaf, y sus sirvientes Shu y Mai (un perro ninja, y una mujer espía).
Pilaf se caracteriza por ser una persona con grandes complejos de inferioridad, que todo trata de resolverlo a base de delirios de grandeza y crueldad, como así lo demuestran sus enormes fortalezas y los castigos que impone a sus sirvientes. Además presume de tener unos modales muy refinados y no perdona que alguno de sus sirvientes expulse ventosidades o flatulencias de algún tipo, torturándoles si lo hacen. En ocasiones él mismo ha expulsado flatulencias y ha acabado castigando a alguno de sus secuaces, culpándole de tal acción.
La historia de Pilaf es algo repetitiva, pues aparece en diversas ocasiones desde Dragon Ball hasta Dragon Ball GT y siempre consiste en sus planes para conseguir las bolas de dragón y poder dominar al mundo gracias al poder de Shenron.
Aparece en los primeros episodios de Dragon Ball haciendo prisioneros a Yamcha, Bulma, Son Goku, Oolong y Pooar en su fortaleza, y arrebatándoles sus bolas de dragón. Cuando todo parecía perdido para los muchachos, Son Goku divisa la luna llena desde la ventana enrrejada de la prisión, convirtiéndose en Ohzaru, y en su locura destruye la fortaleza de Pilaf. La aventura termina para todos, cuando Oolong se adelanta a todos y pide a Shenron como deseo las bragas de una chica. De este modo se pierden las esperanzas de Pilaf de dominar al mundo, así como las de Bulma de encontrar a su amor, y las de Yamcha de perder su miedo a las chicas. Por suerte, los deseos de éstos se complementan y lo consiguen sin ayuda de Shenron, mientras que Pilaf deberá esperar.
Más adelante Pilaf aparece en varias ocasiones. La más importante de todas es cuando hace frente, no solo a Son Goku, sino también a la Red Ribbon, gracias a su fortaleza volante. Sin embargo, el escuadrón del Coronel Silver termina derribando su fortaleza y volviendo a truncar sus sueños.
Algún tiempo después intentará de nuevo hacer frente a Son Goku para robarle las bolas de dragón, atacándole con una sofisticada máquina-bot que le sirve a su vez de coraza, pero la fuerza del pequeño saiya-jin, que cada vez es mayor, puede incluso con el blindaje de dicha máquina.
La última aparición de Pilaf se produce al principio de Dragon Ball GT, cuando invoca a Dark Shenron gracias a las bolas de dragón del palacio de Kami Sama, y por error al formularlo, el deseo que el dragón le concede es devolver a Son Goku a la juventud, quedándose nuevamente sin esperanzas de reinar y dominar en el mundo.
Además de esto, Pilaf también aparece en la saga de videojuegos Dragon Ball Z Budokai Tenkaichi.